Vengo du un hogar quebrado. Mi padre nos dejo at mi temprana edad, y por mucha de mi vida no estaba presente. La relación con mi padrastro era una relación complicada y lleno de ciertos problemas. Mi vida estaba marcada con ira y odio por eso. Por su fidelidad a la iglesia pude recibir un entendimiento de Dios. Para mí, ellos eran fiel a Dios pro el ejemplo de su vida. Pero con los problemas y asuntos de mi vida, Dios era simplemente algo que “hice” para ser aceptado y amado por mis abuelos. Pero la verdad sea dicha, nunca me vi como aceptada por Dios debido a mis problemas de corazón. Si mi verdadero padre y mi padrastro no pudieron amarme, ¿cómo podría amarme un padre celestial? Es por eso que me encontré en problemas en la escuela y parecía estar atraído por causar peleas.

Recuerdo, en un momento oscuro de mi joven vida, tener un sueño. En este sueño vi lo que para mí era Jesús (basado en imágenes), parado a lo lejos. Todo lo que hice fue correr y correr hacia Él, pero nunca pude llegar a él. De joven esto fue duro y me marcó la mente y el corazón. Iba a la iglesia y, a los ojos de la mayoría de la gente, era un niño molesto y enojado. En la escuela tenía más cuidado de no cruzar ninguna línea con mi comportamiento, pero cuando nadie miraba podía ser más como yo realmente era. Dicen que “la gente herida, herir a la gente.” Ese fui yo. Durante este tiempo, lo único que era una salida para mí era el deporte. Me encantaban los deportes.

En cierta parte de mi juventud adulta, ya no podía seguir usando la máscara de un tipo duro. Tampoco pude continuar yendo a la iglesia solo para ser visto como algo que no era. Ya no quería ser falso, así que lo dejé todo atrás. Entré en una temporada de malas acciones y malas decisiones en mi vida. Fue un momento de diversión y emoción, en mi opinión, para finalmente ser libre de la vida falsa de un supuesto cristiano que viví. Me creía libre. Pero recuerdo muchas veces de sentirme aún más vacío al final del día. Fue una época oscura para mí. Como no tenía planes de volver a la iglesia, lo único que podía hacer era seguir viviendo de esa manera. “El sabio teme y se aparta del mal: Mas el necio se muestra arrogante y confiado.” (Proverbios 14:16) Fue en esta etapa de la vida que conocí a la única persona que terminaría robándome el corazón. Conocí a mi esposa y mientras nuestro noviazgo, finalmente sentí que podía ser amado por alguien que me aceptaría tal como era. Nos casamos y la vida parecía ir en una buena dirección.

Una noche, después de volver a casa después de jugar un partido de baloncesto, recuerdo que busqué algo para ver en la televisión. Me topé con un programa sobre un viaje a Tierra Santa. En este programa la persona dijo que el viaje a Tierra Santa me abriría los ojos a la belleza de la Palabra de Dios. Entonces el tipo señaló la pantalla y dijo “necesitas a Jesús, ven y conoce Su tierra”. Yo estaba como, “¿Qué? ¿A mí”? Hoy entiendo que no fue “para mí” sino que fue algo que el Señor permitió mostrarme que realmente lo necesitaba. Entonces, hice lo único que sabía en ese momento: volví a la iglesia a la que solía asistir, una iglesia pentecostal. Esto no salió bien. Causó mucho estrés en mi casa. 

Fue en esa época que el abuelo de mi esposa estaba llegando al final de su vida. Empezamos a buscar respuestas. Entonces, mi esposa buscó en línea y encontró a Lehigh Valley Baptist Church. Ella fue primero y poco a poco yo la seguí. “Entonces dijo Dios a Abraham: No te parezca grave, en todo lo que te dijere Sara, oye su voz.” (Génesis 21:12) Terminamos reuniéndonos con el pastor Roland e hicimos un estudio bíblico de parejas. A medida que avanzaba el estudio bíblico, comencé el camino de la justicia propia y, sin embargo, tanto el Señor como el pastor Roland fueron muy pacientes conmigo. “¡Ay de los sabios en sus propios ojos, y de los que son prudentes delante de sí mismos!” (Isaías 5:21) Fue esa bondad que el Señor usó para llegar a mi corazón. Los versículos de las Escrituras y el desafío del pastor Roland afectaron mi vida mental todos los días. Junto con la creciente comprensión de que el abuelo de mi esposa iba a pasar a la eternidad realmente me atrapó en el corazón y en la mente.

Un día llegué a casa del trabajo, me arrodillé y literalmente clamé al Señor por salvación. Él me salvó ese hermoso día, 18/02/2012, y ha estado trabajando en mí desde entonces. Nunca he sido perfecto, pero Dios ha trabajado en mí desde ese bendito día. “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios. Los cuales son engendrados, no de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.” (Juan 1:12-13) 

No tenía nada que ofrecerle, nunca he sido lo suficientemente bueno. ¿Por qué Dios me querría como hijo cuando ningún otro hombre en mi vida lo hizo? La ira y el dolor, las muchas máscaras, las falsas apariencias, todo eso comenzó a derretirse ante el poderoso amor de Dios. La misericordia y el amor que recibí ese día ha estado rompiendo las cadenas que me tenían en prisión por tanto tiempo. Soy libre hoy, no por mi poder o fuerza, sino por el amor y el poder de Aquel que me amó cuando yo no podía amar al Él de vuelta. Gusta y conoce, amigo mío, lo que yo he probado y conocido, el poderoso amor de Dios. No soy perfecto en este momento, ¡pero Él está obrando eso en mí todos los días durante todo el día! “Gustad, y ved que es bueno Jehová: Dichoso el hombre que en Él confía.” (Salmo 34:8)